El último año cambió por completo nuestra manera de ver y entender el mundo. Nos mostró que la tecnología es una herramienta fundamental para la vida tal y como la conocemos y significó, entre muchas otras cosas, la aceptación de que la inversión en temas digitales no es opcional para las empresas y el entendimiento de que la única manera de salir adelante de una crisis, es adaptándose al entorno.

Pero no se trató únicamente de un tema de consciencia colectiva. En la práctica, todas las empresas se toparon de frente con la difícil tarea de seguir siendo rentables cuando todo cambió a su alrededor, de sobrevivir en medio de la incertidumbre y de implementar cambios estructurales en tiempos que nunca hubieran considerado posibles.
De hecho, en un informe publicado por Accenture a principios del 2021, hablaban de cómo, cuando hay una crisis, las empresas logran lo imposible. “Si se le hubiese preguntado a una empresa de manufactura cuánto tiempo le tomaría pasar de producir vehículos a producir suplementos médicos, lo más probable es que la respuesta hubiese sido que no era siquiera posible. Pero, cuando el Reino Unido se enfrentó a la escasez de ventiladores para los pacientes en UCI, la empresa de vehículos de lujo Rolls-Royce rediseñó toda su cadena de producción y en menos de cinco semanas, la producción de ventiladores estaba en marcha”, aseguraron.
Esto es una muestra clara de que los cambios más profundos, pueden suceder casi de inmediato si las condiciones lo requieren. Hoy, más de un año después de enfrentar esta realidad y con más herramientas para moverse en medio de la rareza, lo único que está claro es que sin importar su sector, si quieren sobrevivir en este nuevo mundo, las empresas deben concebirse a sí mismas como empresas de base tecnológica y deben tener como prioridad estratégica la actualización de sus procesos, el uso de tecnologías de la cuarta revolución industrial para soportar su operación y la flexibilidad para adaptarse a las necesidades del mercado.
Pero esto no es posible sin líderes que tengan los ojos puestos en el futuro.

Mejores liderazgos para navegar estos cambios
Entendiendo que la transformación digital no es opcional, es justo también poner sobre la mesa que tampoco son fáciles de sobrellevar en un ecosistema acostumbrado a llevar su propio ritmo de evolución.
Sin embargo, como lo mencionamos anteriormente, la primera enseñanza es la flexibilidad y adicional a esto, la necesidad de que los líderes estén comprometidos con construir para esta nueva normalidad y que se hayan despojado de la idea de recuperar lo que había antes. Por el contrario, es necesario que tengan los ojos puestos en el futuro y planes claros para seguir siendo relevantes.
Los líderes deben ser generadores de confianza con los equipos de trabajo y mostrar que los cambios y las actualizaciones tecnológicas, contrario a ser una amenaza para sus puestos, son la única alternativa de seguir generando empleos de calidad y crecer los negocios.
Una buena manera de navegar estos tiempos es hacerse preguntas relacionadas con su negocio y cómo este cabe en el futuro próximo.
¿Mi modelo de negocio puede adaptarse a las necesidades de los consumidores?
¿Mis productos o servicios seguirán siendo relevantes en 5 años?
¿Qué tecnologías necesito para impulsar mi negocio?
¿Cuáles son los procesos que hoy son obsoletos pero que sigo utilizando en mi negocio?
Una vez resueltas estas preguntas, es hora de poner en marcha planes concretos en donde la tecnología sea el soporte de las estrategias.
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